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Giganotosaurus fue un género de dinosaurio terópodo carcarodontosáurido que vivió hace entre 99,6 y 95 millones de años, en el Cretácico superior (Cenomaniano) lo que hoy es Sudamérica. Es uno de los miembros más grandes y representativos de su familia, además de ser uno de los dinosaurios carnívoros más largos de los que se tiene conocimiento.

Su nombre se compone de las palabras en griego antiguo gigas (que hace referencia a algo de gran tamaño), notos (que se traduce como "del sur" o "austral") y del sufijo -sauros, que puede interpretarse como "lagarto" o "reptil". Por otro lado, su epíteto de especie rinde honor a Rubén Carolini, el paleontólogo aficionado que descubrió los restos de este animal en 1993.

Características[]

Anatomía[]

Cráneo[]

Giganotosaurus habría tenido un cráneo ligeramente alargado, compuesto de tal forma que sus ojos quedaban apuntando hacia adelante, lo que le habría brindado una visión binocular que apoyaría su condición como depredador. Se estima que el cráneo de este animal habría medido entre 1,53 a 1,8 metros desde la conexión al cuello hasta la punta del hocico, y si bien esta cifra es superior a aquella observada en Tyrannosaurus rex (1.54 metros), el cráneo de Giganotosaurus era mucho más estrecho que el del depredador norteamericano.

Giganotosaurus skull

Vista lateral y frontal de una reconstrucción craneal de Giganotosaurus expuesta durante el 2009 en el centro Makuhari Messe, Japón. Actualmente se estima que el cráneo habría sido algo más corto.

La parte superior de la nariz de Giganotosaurus presenta una superficie rugosa que se va extendiendo hacia atrás, haciéndose más abundantes arriba de la fenestra anteorbital (la abertura craneal de mayor tamaño, ubicada entre las órbitas y las narinas) y las órbitas, rasgos que los científicos vinculan con la presencia de estructuras queratinosas, similares a las que habrían tenido otros terópodos como los alosáuridos y los tiranosáuridos. Mientras más rugosa sea una zona, más grandes habrían sido estas estructuras, por lo que la presencia tan marcada de estos surcos sobre las órbitas sería evidencia de una prominente ornamentación queratinosa por encima de los ojos de Giganotosaurus, que se extenderían a lo largo del rostro hasta desaparecer sobre las narinas. No se tiene un consenso definido sobre la apariencia de estas estructuras, pero una de las opciones más populares es que dicha ornamenta era de colores vistosos y bordes suaves, aunque puede que en las hembras los colores fueran más apagados y los cuernos menos prominentes, pero esto ya es es especulación y no existen estudios formales al respecto.

La mandíbula inferior de Giganotosaurus tenía una forma ligeramente cóncava hacia afuera, lo que hacia que la parte externa de su dentario fuera prominente y similar a una pequeña barbilla, forma que le habría permitido liberar el estrés producido por sus mordidas. Los dientes que albergaban estas mandíbulas eran aserrados y ligeramente curvos, pero también estrechos si se les compara con las piezas dentales macizas que se relacionan a otros terópodos como los abelisáuridos y los ya mencionados tiranosáuridos. Aun así, los carcarodontosáuridos desarrollaron dientes así para cumplir un propósito que los hizo depredadores eficientes; mientras los dientes de Tyrannosaurus estaban adaptados para demoler todo a su paso, los de Giganotosaurus estaban hechos para desgarrar la carne de sus presas y hacer que estas se desangrasen, lo que habría sido especialmente útil al momento de cazar grandes saurópodos. En vista de que los restos craneales de Giganotosaurus son escasos, se desconoce la cantidad de dientes que este pudo haber tenido, aunque se estima un mínimo de 12 piezas dentales en el maxilar y 15 en el dentario, a cada lado.

No existe una única interpretación respecto a la forma general de la cabeza, debido a que los únicos restos craneales que se poseen se encuentran desarticulados y no muy bien preservados. Las primeras reconstrucciones populares de Giganotosaurus lo plasmaban como un animal de hocico romo (comparado con interpretaciones posteriores) y abultado hacia el nasal, lo que le habría conferido una apariencia de "caja" similar a la de algunos tiranosáuridos derivados y carnosaurios basales. Reconstrucciones posteriores fueron variando la longitud total del cráneo y el achatamiento del hocico (largo del premaxilar), el ángulo de curvatura del maxilar y el yugal y qué tan pronunciada era la concavidad del hueso cuadrado. Hoy se piensa que el cráneo de Giganotosaurus era relativamente largo, con un maxilar casi plano en forma de trapezoide en lugar del contorno triangular visto en carcarodontosáuridos como Meraxes y Carcharodontosaurus; el ángulo del yugal sería poco pronunciado, así como la curvatura del hueso cuadrado; el hocico no sería ni tan alto como en las primeras reconstrucciones ni tan bajo como en la mayoría de replicas expuestas en museos, y la fenestra anteorbital sería amplia en comparación a otros carnívoros, lo que habría permitido que la cabeza fuera ligera a pesar de su longitud.

Giganotosaurus skull interpretations

Cuatro interpretaciones distintas del cráneo de Giganotosaurus, siendo las más aceptadas hoy en día las dos del centro (Créditos: "Your Dinosaurs Are Wrong").

Cuerpo[]

La forma de las vértebras cervicales de Giganotosaurus revelan que este poseía un cuello corto pero bastante robusto, aunque los músculos sujetos a los mismos no estaban tan desarrollados como los que habría tenido Tyrannosaurus. Por otro lado, las costillas pertenecientes al holotipo sugieren que el torso de Giganotosaurus era ovalado y que se iba estrechando de camino al pecho, idea sustentada por la evidencia de una cintura escapular más pequeña en proporción al cuerpo.

Giganotosaurus & Tyrannosaurus by Christopher Chavez

Comparación frontal de Giganotosaurus carolinii y Tyrannosaurus rex (Créditos: Christopher Chávez)

Si bien las extremidades delanteras de Giganotosaurus son proporcionalmente más largas que en los tiranosáuridos más grandes, lo más probable es que, debido a la propia anatomía del animal, no las haya usado de forma activa en la depredación de organismos más pequeños, contrario a las creencias populares.

Estudios realizados en 2001 y 2017 (Blanco y Mazzetta; Sellers et al., respectivamente) sugieren que, pese a la contextura corpulenta de las piernas de Giganotosaurus, su peso y anatomía no le habrían permitido ser un buen corredor, en vista de que sus piernas no serían capaces de soportar su masa corporal a grandes velocidades. Aunque las piernas de Giganotosaurus sean proporcionalmente más largas que su cuerpo, paleontólogos y físicos sugieren que esta adaptación serviría para dar pasos grandes en lugar de correr, lo que pudo haber funcionado en la persecución de presas lentas.

Contrario a las antiguas reconstrucciones de Giganotosaurus, en la actualidad se piensa que habría tenido un pecho prominente y profundo, además de que sus extremidades delanteras serían más robustas de lo que se pensaba. Sus manos contaban con tres dedos cada una, siendo el primero el más corto y a su vez el que poseía la garra más larga, mientras que el tercer dedo (de un tamaño similar al segundo) contaba con la garra de menor tamaño.

¿Pudo haber tenido plumas?[]
Giganotosaurus by Ralph Herrera

Concepto de un Giganotosaurus inmaduro con una fina capa de filamentos (Créditos: Ralph Herrera)

En vista de que los filamentos son un rasgo ancestral de los dinosaurios, el hecho de no tener "plumas" es una característica secundaria que adquirieron distintos linajes en respuesta al ambiente en el que se desarrollaron, por lo que no es descabellado pensar que Giganotosaurus pudo haber contado con estructuras filamentosas. El único registro que se tiene sobre integumento en los carcarodontosáuridos corresponde a Concavenator corcovatus, que si bien corresponde a la misma familia que Giganotosaurus, Concavenator se encuentra en la base de esta, mientras que Giganotosaurus es uno de los miembros más derivados que se conocen. El holotipo de Concavenator presenta impresiones de escamas rectangulares en la zona ventral del cuerpo, similares a las que poseen las serpientes; además, se tiene registro de escamas poligonales en la zona dorsal de los dedos del pie, que bien podrían ser escutas (escamas derivadas de plumas), lo que daría luz a la idea de que Concavenator o sus antepasados inmediatos tuvieron algún tipo de filamento, aunque no se ha comprobado que sean tales. De todas formas, se posee registro de protuberancias en la ulna de Concavenator, estructuras que se han evidenciado en aves y manirraptores no-avianos y que habrían servido como soporte para las plumas de los brazos; sin embargo, se sabe que las plumas complejas aparecieron por primera vez en los celurosaurios, un grupo mucho más derivado en comparación a los carcarodontosáúridos, por lo que se piensa que las estructuras presentes en Concavenator serían filamentos simples y huecos, aunque durante los últimos años ha surgido la duda si dichas protuberancias realmente sostenían algún tipo de pluma.

Este descubrimiento ha dado pie a considerar que Giganotosaurus habría poseído filamentos en alguna parte de su cuerpo, en mayor o menor medida, pero no se han realizado los estudios correspondientes debido al poco material que se posee y la reciente duda sobre la naturaleza de las protuberancias vistas en Concavenator. De haber tenido plumas, lo más probable es que la presencia de estas se restringieran a zonas específicas del cuerpo, como el lomo (la zona más caliente del animal, por lo que serían ideales para disipar el calor) y/o las extremidades (las zonas más frías, para mantener el calor), y además serían mucho más notorias en crías y juveniles. De momento esta no es una idea que se haya popularizado mucho en el paleoarte debido a que no deja de ser especulación que ha iniciado recientemente y de manera informal, así que es información que debe tratarse con cuidado y cierto escepticismo, ya que no hay estudios científicos formales que avalen esta hipótesis, pero tampoco que la desmientan.

Tamaño[]

Desde su descubrimiento, Giganotosaurus ha sido considerado como uno de los terópodos más grandes que se conocen, rivalizando con otros superdepredadores conocidos mundialmente, como lo son Tyrannosaurus y Spinosaurus. Sin embargo, los científicos jamás han tenido certeza sobre el verdadero tamaño de este gigante debido a que no se conocen esqueletos lo suficientemente completos como para hacerse una idea definida de sus dimensiones; a raíz de esto, se han publicado diversos estudios en los que se intenta dar luz a esta incógnita utilizando nuevas técnicas e información que se ha ido descubriendo a lo largo de los años.

En su momento, Rodolfo Coria y Leonardo Salgado postularon que la longitud de Giganotosaurus rondaba los 12 metros y habría pesado entre seis a ocho toneladas, estimaciones que no distan mucho de aquellas relacionadas a Tyrannosaurus. En 2004, los paleontólogos Gerardo Mazzeta, Per Christiansen y Richard Fariña harían una revisión de los tamaños de seis especies de dinosaurios encontradas en Argentina, entre ellos, Giganotosaurus. En dicho estudio, Mazzeta y colaboradores estarían de acuerdo con la longitud de Giganotosaurus estimada por Coria y Salgado, y propondrían que la masa corporal media para la especie sería de seis toneladas, resaltando el detalle de que el holotipo de Giganotosaurus (MUCPv-CH-1) tiene un fémur ligeramente más largo y una tibia más pequeña que las pertenecientes al ejemplar de Tyrannosaurus FMNH PR 2081, apodado como "Sue". En este estudio también se consideraría al ejemplar más grande de Giganotosaurus conocido hasta la fecha, nombrado formalmente como MUCPv-95, al cual se le calculó una masa corporal de 8.2 toneladas; debido a que lo único que se conoce de este espécimen es un dentario, los científicos no se aventuraron a brindarle estimaciones de longitud, pero hipotetizan que habría sido ligeramente más grande que el mayor Tyrannosaurus registrado hasta ese momento, mientras que un Giganotosaurus común y corriente habría sido un poco más pequeño.

Giganotosaurus by Gabriel Ugueto

Tamaño de Giganotosaurus carolinii comparado con un ser humano (Créditos: Gabriel Ugueto)

No obstante, en 2007, los paleontólogos François Therrien y Donald M. Henderson se aventurarían a postular que el tamaño medio para un Giganotosaurus habría sido de 13 metros, con una masa corporal de más de 14 toneladas y un cráneo de 1.56 metros, pero esta idea sería criticada por Gregory S. Paul tres años después ya que consideraba que el cráneo de Giganotosaurus y de los carcaradontosaurios estaban siendo reconstruidos mucho más largos de lo que realmente pudieron haber sido, aunque eso es algo que se continúa debatiendo hasta el día de hoy. Pese a la polémica con la longitud del cráneo, lo que sí sufrió un cambio rotundo fue el peso: en 2021, Matías Reolid y colaboradores reevaluarían las estimaciones de masa corporal de varios terópodos, incluyendo a Giganotosaurus, y llegarían a la hipótesis de que el rango de peso para la especie era de entre 5,5 a 8,5 toneladas, con un promedio de 6,75 toneladas. Con el descubrimiento de Meraxes gigas, el carcarodontosáurido más completo conocido hasta la fecha, se harían nuevas reevaluaciones de tamaño que arrojarían como resultado una longitud de 12.5 metros para el holotipo.

Todo apunta a que Giganotosaurus habría tenido un tamaño similar a Tyrannosaurus, incluso puede que fuese ligeramente más grande; aun así, estudios recientes demuestran que T. rex era mucho más robusto, y por ende, más pesado que G. carolinii.

Paleoecología[]

Alimentación[]

Un estudio realizado por Rodolfo Coria y Philip Currie en 2002 dio el puntapié al análisis de los músculos de la cabeza y cuello de Giganotosaurus debido a una serie de rasgos presentes en la parte trasera del cráneo, que podrían haber sido señal de una buena musculatura de las mandíbulas y la conexión cabeza-cuello. Se estipula que Giganotosaurus habría tenido una buena capacidad para mover la cabeza lateralmente, lo que apoyaría la hipótesis formulada por François Therrien y colaboradores en 2005, que postula que Giganotosaurus estaba adaptado para dar mordidas rápidas y poderosas para desgarrar a sus presas. Sin embargo, se piensa que este dinosaurio no era capaz de emprender carreras a gran velocidad, por lo que habría escogido presas lenta. Teniendo esto en cuenta, es posible que Giganotosaurus se hubiera especializado en la caza de animales más pequeños y lentos, como lo habrían sido Limaysaurus y ejemplares juveniles de Andesaurus.

Andesaurus & Giganotosaurus by Hartman & Sassani

Comparación de tamaño entre Andesaurus , Giganotosaurus y Acrocanthosaurus (Créditos: Nima Sassani, Scott Hartman y Bates et al.)

Sin embargo, en 2006 se dio a conocer un hallazgo impresionante proveniente en la Formación Huincul, en la que se encontraron varios ejemplares de Mapusaurus (un dinosaurio estrechamente emparentado con Giganotosaurus) de distintos periodos de desarrollo que habrían muerto casi simultáneamente. A partir de este hallazgo, se planteó que Giganotosaurus y Mapusaurus pudieron haber tenido un estilo de vida gregario, o al menos, habrían cazado en grupo para poder derribar a los enormes saurópodos con los que convivían. De ser así, se trataría del primer gran terópodo en tener cierto nivel de organización social evidenciado en el registro fósil, después de Tyrannosaurus.

Crecimiento y temperatura corporal[]

Giganotosaurus by Juana Yañez

Una Giganotosaurus alimentando a sus crías (Créditos: Juana Yañez)

Hasta la fecha, no se conocen ejemplares inmaduros de Giganotosaurus, pero los individuos adultos conocidos presentan indicios sobre la forma en que estos animales se desarrollaban. Los huesos fosilizados de Giganotosaurus poseen patrones de isótopos de oxígeno bastante similares a aquellos encontrados en Tyrannosaurus, lo que ha ayudado a tener una idea sobre como se distribuía el calor en el cuerpo de estos terópodos, y por ende, su tipo de metabolismo. Un estudio publicado en 1999 por Reese Barrick y William Shower arrojó como resultado que la zona con mayor temperatura del cuerpo de Giganotosaurus era la zona vertebral, es decir, la parte superior del cuello, lomo y cola; el torso habría sido de 2 a 4 grados Celsius más frío que las vértebras, mientras que el fémur y la tibia eran 3-5 y 4-5 °C más fríos, respectivamente. Estos sugiere una distribución afín a la diagnosticada para Tyrannosaurus, que fue considerado un animal homeotermo, es decir, que puede mantener su temperatura interna independiente a la del ambiente, teniendo una sangre más caliente que la de los reptiles modernos, pero un poco más fría que la de los mamíferos. Ser un organismo homeotermo habría implicado tener un metabolismo relativamente elevado, lo que, para un animal de su tamaño, implicaba tener que comer 20 kilogramos de carne al día, aunque esta estimación está basada en la idea de que el Giganotosaurus promedio pesaba 8 toneladas, por lo que una cifra concorde al conocimiento actual habría rondado los 17 kilogramos diarios.

Si bien no se conocen individuos juveniles de Giganotosaurus, sí que se han descubierto ejemplares inmaduros pertenecientes a Mapusaurus. Estos presentan una ontogenia similar a la vista en Tyrannosaurus, en la que los juveniles cuentan con extremidades más grandes en proporción a las de los individuos adultos. Es decir, que los brazos, piernas y pies de los Mapusaurus crecían a un ritmo más lento que el resto del cuerpo, por lo que las extremidades de los ejemplares adultos (en especial los brazos) eran proporcionalmente más pequeñas en comparación a la de los juveniles. Pero a diferencia de los tiranosáuridos, se postuló que los carcarodontosaurinos no pasaban por una fase de desarrollo acelerado que se ralentizaba una vez llegada cierta edad, sino que la taza de crecimiento de este grupo era siempre constante en condiciones ideales.

Hábitat[]

Buitreraptor by Lucas Attwell

Representación del desierto Kokorkom, con Buitreraptor, Ceratodus y un rebaquisáurido basado en Limaysaurus (Créditos: Lucas Attwell)

Durante el Cenomaniense, la temperatura de las latitudes del sur rondaba los 16 a 18 °C, lo que corresponde a un clima templado. Durante esta época, la Patagonia argentina habría contado con numerosos ríos que se trenzaban entre sí, dando lugar a cuerpos de agua anchos separados por pequeños espacios de tierra. La humedad de esta zona habría propiciado una abundancia de pantanos y bosques de araucarias y coníferas, además de una exuberante vegetación a ras de suelo, siendo un lugar idílico para dinosaurios saurópodos como Nopcsaspondylus, Rayososaurus y Andesaurus, y ornitisquios como Bonaparteichnium. También existía una diversidad de terópodos que se habrían especializado en distintas presas, como el alvarezsáurido Alnashetri (probablemente insectos), el celurosaurio Bicentenaria (animales pequeños, como el mamífero Cronopio y el rincocéfalo Priosphenodon), el dromeosáurido Buitreraptor (peces, como Ceratodus), el abelisáurido Ekrixinatosaurus (animales pequeños a ,medianos) y Giganotosaurus, el depredador ápice de su ecosistema.

Sin embargo, la Formación Candeleros también fue parte del Desierto Kokorkom, una región desértica antigua que se habría extendido por casi 900 metros cuadrados repartidos entre la Provincia del Neuquén y Río Negro. Lo más probable es que Candeleros fuera una zona calurosa que habría adoptado las características de un hábitat templado de manera estacional y prolongada, pero no era permanente. Las zonas más áridas de Candeleros probablemente fue hábitat del crocodilomorfo Araripesuchus,la serpiente basal Najash y Jakapil, un pequeño tireóforo especializado en vegetación dura.

Descubrimiento e investigación[]

El hallazgo[]

Giganotosaurus by SpinoInWonderland

Reconstrucción esquelética de los dos ejemplares conocidos de Giganotosaurus (Créditos: @SpinoInWonderland en DeviantArt).

Los primeros restos de Gigantosaurus fueron descubiertos en 1993 por el cazador de fósiles Rubén Carolini, quien habría dado con un fémur en un paseo por la Provincia de El Neuquén, en la Patagonia argentina. Carolini notificaría rápidamente a la Universidad Nacional de Comahue sobre este acontecimiento, y en respuesta, enviaron un equipo de especialistas a rescatar al ejemplar. Al año siguiente, los paleontólogos nacionales Rodolfo Coria y Leonardo Salgado darían a conocer este descubrimiento en la Sociedad de Paleontología de Vertebrados (SVP por sus siglas en inglés), quienes lo anunciarían como un potencial nuevo terópodo de gran tamaño; interesado por las peculiares dimensiones del fémur, el escritor científico Don Lessem le propuso a los paleontólogos argentinos financiar el resto de la excavación, permitiendo así que se recuperara cerca del 70 % del esqueleto total del individuo, incluyendo una parte considerable del cráneo, una pelvis casi completa, huesos de las extremidades y una amplia serie de vértebras y costillas asociadas. Dicho ejemplar sería descrito formalmente en 1995 por los mismos paleontólogos que lo presentaron un año antes, bautizándolo tal y como lo conocemos hoy en día.

Giganotosaurus at Denver Museum

Esqueleto de Giganotosaurus montado en el Museo de Denver.

En 1998, Rodolfo Coria y Jorge Orlando Calvo darían a conocer un segundo espécimen de Giganotosaurus que constaría de un dentario parcial, pero que era bastante más grande que el perteneciente al holotipo; esta noticia reforzó aun más la idea de que Giganotosaurus era un terópodo de talla enorme, tal vez superior a Tyrannosaurus rex, y fue después de este descubrimiento (junto a un cráneo de Carcharodontosaurus descrito en 1996 por Paul Sereno) cuando sus estimaciones de peso se elevaron significativamente, llegando hasta las catorce toneladas, mucho más que las dimensiones iniciales y que las estimadas hoy en día.

Desde que fue descubierto, Giganotosaurus no ha sufrido demasiados cambios ni en su apariencia ni filogenética, más allá de los problemas que se plantearon desde su descubrimiento. Tampoco se han hallado más ejemplares desde 1998, por lo que los estudios posteriores relacionados con este terópodo han nacido a raíz de los descubrimientos de otros dinosaurios con los que estaba estrechamente emparentado.

Clasificación[]

Durante la época en la que se describió a Giganotosaurus, existía mucho revuelo respecto a la clasificación de los carcarodontosaurios como un grupo en sí. En antaño se pensaba que los alosauroideos habían dado origen a los tiranosáuridos en el hemisferio norte y a los carcarodontosáuridos en el sur, pero estudios realizados a finales de los 90 sugirieron que este primer grupo de terópodos estaba más relacionado a los celurosaurios, mientras que los carcarodontosaurios quedaron en un limbo filogenético entre los ceratosaurios y los celurosaurios, pasando por los megalosauroideos y ya mencionados alosaurios. Debido a lo complicada que era la situación de Carcharodontosauria y lo enigmático que resultó Giganotosaurus en su momento, Coria y Salgado lo clasificaron en 1995 como un terópodo tetanuro, puesto que demostraba ser más derivado que cualquier ceratosaurio conocido hasta la fecha. Un año después, Paul Sereno y colaboradores agruparían a Carcharodontosaurus, Acrocanthosaurus y Giganotosaurus dentro de la familia Carcharodontosauridae (pero la familia en sí seguía sin tener una ubicación clara en el árbol evolutivo de los terópodos), aunque Giganotosaurus sería considerado un miembro basal de esta.

En los años posteriores se dieron a conocer nuevas especies de carcarodontosaurios provenientes de Sudamérica, siendo Mapusaurus roseae y Tyrannotitan chubitensis los taxones más relevantes para determinar que Carcharodontosauridae era parte de la superfamilia Allosauroidea, tal y como antes se pensaba. A partir de entonces, la familia no ha sufrido cambios significativos en su estructura. En 2006, Rodolfo Coria y Philip Currie propusieron la subfamilia "Giganotosaurinae" para agrupar a los géneros Giganotosaurus y Mapusaurus en vista de lo estrechamente relacionados que estaban, pero Paul Sereno y Stephen Brusatte establecieron que Giganotosaurinae no debería ser considerada una subfamilia, sino una tribu dentro de Carcharodontosaurinae, por lo que pasaría a llamarse Giganotosaurini. Hasta el día de hoy, Giganotosaurus sigue siendo considerado miembro de esta tribu y permanece con una clasificación relativamente estable.

Actualmente, se considera que el terópodo más estrechamente emparentado con Giganotosaurus era Mapusaurus roseae, que habría vivido al menos dos millones de años después de que este se extinguiera. Luego están Tyrannotitan chubutensis y Meraxes gigas, en ese orden de parentesco.

Giganotosaurini cladogram

Cladograma de Giganotosaurini, partiendo desde Allosauroidea.

Extinción[]

No se conocen a ciencia cierta los factores que desembocaron en la extinción de Giganotosaurus hace 95 millones de años atrás, aproximadamente. Si bien se popularizó la idea de que la Extinción del Cenomaniano-Turoniano (abreviado OAE2) fue la responsable, la verdad es que esto ocurrió al menos un millón de años después de que Giganotosaurus desapareciera, y tampoco se conocen eventos locales que pudieron haber afectado su ecosistema. Asimismo, no se tiene registro de alguna alteración significativa en las poblaciones de herbívoros o de la existencia de algún otro depredador que pudo haber competido con Giganotosaurus por alimento.

Tal vez Giganotosaurus no dejó de existir como tal, sino que evolucionó en otra especie aún desconocida para la ciencia (que NO puede ser Mapusaurus, ya que estos son taxones hermanos provenientes de un ancestro común) que luego perecería durante el OAE2; o bien, se extinguió producto de un evento regional de la que aún no se tiene registro y en la que el ecosistema se recuperó en un par de millones de años, ya fuera una sequía, inundación, erupciones volcánicas, entre otros eventos, pero hasta que no se encuentre evidencia concreta, este tópico continuará siendo un misterio basado en especulación.

En la cultura popular[]

Giganotosaurus by James Gurney

Reconstrucción de Giganotosaurus hecha por James Gurney

Una de las primeras apariciones populares de Giganotosaurus (si es que no la primera) fue en la novela gráfica Dinotopia: The World Beneath, escrita e ilustrada por James Gurney y publicada en 1995, el mismo año en que describió formalmente a Giganotosaurus. En la obra de Gurney, se ilustra a este terópodo con una cabeza bastante similar a la de los alosáuridos y tiranosáuridos, seguramente a raíz de la incertidumbre sobre la verdadera clasificación de Giganotosaurus durante ese tiempo. Dos años más tarde, Gurney publicaría una nueva ilustración de Giganotosaurus comisionada por la revista National Geographic, en la que corregiría la anatomía craneal de dicho dinosaurio para que pareciese un verdadero carcarodontosáurido.

Luego de eso, la primera gran aparición de Giganotosaurus en medios audiovisuales sería en un especial de la franquicia Walking With Dinosaurs de la BBC, más concretamente en el primer episodio de la miniserie Chased by Dinosaurs ("Perseguido por Dinosaurios" en español), en el que se le ilustra con un cráneo considerablemente más bajo en comparación a las representaciones modernas. Curiosamente, en este documental se retrata a Giganotosaurus cazando en grupos a una manada de Argentinosaurus (algo erróneo, ya que estos dinosaurios nunca coexistieron), pero este comportamiento no sería sugerido hasta 2006 con el descubrimiento de Mapusaurus, mientras que la miniserie se estrenó a finales del 2002.

Giganotosaurus Chased by Dinosaurs

Giganotosaurus en Chased by Dinosaurs (2002).

En 2007, Giganotosaurus volvería a aparecer en el documental Dinosaurs: Giants of Patagonia ("Dinosaurios: Gigantes de la Patagonia" en español), en el que se le representa con un cuidado parental similar al de los cocodrilos actuales e incluso se reconstruye a los individuos juveniles con una capa de filamentos sobre el lomo. Sin embargo, existe debate si realmente se trata de un Giganotosaurus o si bien el dinosaurio expuesto en pantalla es un Mapusaurus, debido a que este se muestra coexistiendo con Argentinosaurus y el narrador no identifica al género de manera certera. Al año siguiente, Giganotosaurus sería representado brevemente en el documental de History Channel Prehistoric Monsters Revealed ("Monstruos Prehistóricos Revelados" en español), aunque su poco tiempo en pantalla y su reconstrucción casi calcada a la de un tiranosáurido estilizado no harían que esta fuese una aparición memorable.

Giganotosaurus pronto haría su aparición en cintas desligadas de la divulgación científica y pertenecientes a la ciencia ficción propiamente tal, y por ende, su imagen no sería fiel al registro fósil. siendo estas representaciones las más científicamente incorrectas. Algunas de estas apariciones serían en la película "Viaje al centro de la Tierra" (2008), en la tercera temporada de la serie Primeval (2009) y una mucho más reciente sería en la película Jurassic World: Dominion (2022), donde cumple el papel de "dinosaurio antagonista". Como es común en esta franquicia, el Giganotosaurus que aquí se muestra posee manos pronadas, carece de labios y está altamente estilizado, presentando una especie de "veleta" de osteodermos que le recorre gran parte del lomo.

Giganotosaurus DDTA

Arte conceptual del Giganotosaurus de Dino Dan: Trek's Adventures (2009).

En lo que a material para un público más pequeño respecta, Giganotosaurus apareció en el filme En Busca del Valle Encantado 5: La Isla Misteriosa (1997), perteneciente a la saga conocida popularmente como "Pie Pequeño". Giganotosaurus aparecería en reitaradas ocasiones en las series infantiles Dino Dan: Trek's Adventures y Dino Train, ambas estrenadas durante el 2009 con fines divulgativos. Diez años después se estrenaría la serie animada Gigantosaurus, basada en el libro homónimo de Jonny Duddle, en la que un grupo de amigos dinosaurios emprenden aventuras y aprenden sobre el (mal nombrado) "Gigantosaurus".

Giganotosaurus no se ha quedado fuera de los videojuegos, apareciendo por primera vez en este ámbito en el título Dino Crisis 2 (2000), aunque su modelo aquí, como el de otros dinosaurios, no se rige por el registro fósil y se toman bastante licencias creativas. Una de las representaciones más populares (y probablemente una de las más fieles al registro fósil) proviene del videojuego multijugador de supervivencia The Isle (2014), en el que es una criatura jugable. Por otro lado, Giganotosaurus fue añadido al videojuego Ark: Survival Evolved en 2015, siendo representado como una bestia colosal que dista de su imagen según la ciencia. Así pues, ha hecho múltiples apariciones en títulos de la franquicia de Jurassic Park y Jurassic World, como lo son Warpath: Jurassic Park (1999), Jurassic World: The Game (2015) y Jurassic World: Alive (2018), aunque su representación más destacable y más fiel a la realidad dentro de la franquicia viene del videojuego Jurassic World: Evolution (2018) y su secuela (2021), aunque dicho modelo sigue teniendo manos pronadas y careciendo de labios.

Giganotosaurus Ernesto Bachmann

Una de las dos exhibiciones dedicadas a Giganotosaurus en el Museo Ernesto Bachmann.

Por si fuera poco, museos de todo el mundo exponen o han expuesto temporalmente replicas esqueléticas de Giganotosaurus a tamaño real, aunque la mayoría de estas obedecen a un modelo craneal mucho más alargado de lo que se piensa actualmente. Algunas de las exhibiciones más reconocidas pertenecen al Museo Municipal Paleontológico Ernesto Bachmann (donde se aloja el holotipo), Argentina; el Museo Municipal Carmen Funes, Argentina; el Hand of Man Museum, Canadá; el Museo de Historia Natural de Helsinki, Finlandia; el Museo de Historia Natual de Fernbank, Estados Unidos y el Museo de Minnesota, Estados Unidos.

Referencias[]

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